Tanto si vas a un centro público como privado, el especialista debería iniciar el tratamiento haciendo una evaluación exhaustiva sobre las manifestaciones de ansiedad que se producen, cuándo se producen, dónde, de qué dependen, etc. Por ejemplo, es aconsejable que el psicólogo te pida que contestes a un inventario o cuestionario de ansiedad, mediante el que se autoevalúa el nivel de ansiedad antes del tratamiento y al finalizarlo, a fin de comprobar que dicho tratamiento ha sido eficaz, y han disminuido las puntuaciones de manera considerable.

Después de las dos o tres primeras sesiones, de evaluación, se iniciará el tratamiento con las técnicas cognitivo-conductuales, que debería incluir: técnicas cognitivas (como la reestructuración cognitiva, por ejemplo), técnicas de relajación (relajación muscular progresiva, respiración, imaginación o sugestión, etc.) y técnicas conductuales (como la exposición, la práctica o ensayo de conductas, etc.) Recuerda que la eficacia de estas técnicas ha sido probada científicamente.

Yo personalmente dudaría de aquellos tratamientos en los que no me digan qué tengo que hacer, qué es bueno y qué es malo.

Hoy en día es inconcebible que una persona lleve varios años en tratamiento por un trastorno de ataques de pánico con agorafobia.
No son eficaces aquellos tratamientos en los que la única actividad terapéutica que se realiza es la hermenéutica (la interpretación), o hablar del problema, sin más.

Mi consejo personal es que no aceptes cualquier tipo de tratamiento y que pidas explicaciones sobre el tratamiento que estás siguiendo.

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