Sabemos que una de las situaciones más ansiógenas, en general, es hablar en público. Ante esta situación la mayor parte de las personas reaccionan con niveles altos de activación, pero esta alta activación puede ser muy útil para hacer el esfuerzo que supone:

• El manejo cognitivo de la información (recuperación de la información, relacionar unos elementos con otros, etc.),
• la verbalización de los contenidos,
• con un volumen de voz incrementado,
• manteniendo un alto gasto de recursos energéticos, atencionales, etc.
• durante un tiempo prolongado

Ahora bien, un porcentaje alto de personas (alrededor de un 20%) se activan en exceso, centran su atención de manera casi exclusiva en sus síntomas de ansiedad (más que en la tarea de hablar en público), tienen una experiencia muy desagradable de esta situación, la evitan si pueden, etc. Lógicamente, no es muy adaptativo evitar una situación que es importante para tu trabajo, por ejemplo. No todo el mundo va a pedir ayuda a un especialista por este problema, sino que sólo lo harán aquellos que no pueden permitirse el lujo de evitar hablar en público. Ahora bien, aunque no vayan a la consulta de un especialista, algunas personas que evitan esta situación pueden llegar a cumplir los criterios para recibir un diagnóstico de trastorno de ansiedad por fobia social específica, si hay un deterioro significativo de la actividad del individuo, o un malestar clínicamente significativo. Alrededor de un 2% de personas pueden estar afectadas por este problema.

¿Tienes alguna duda o consulta?

Contacta con SEAS y contestaremos a tus cuestiones lo antes posible

    He leído y acepto la Política de Privacidad


    *Campos obligatorios
    This site is protected by reCAPTCHA and the Google Privacy Policy and Terms of Service apply.

    Deja un comentario