La fobia social es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por reacciones muy intensas de ansiedad (una emoción que todo el mundo experimenta), cuando el individuo se encuentra en una situación social, lo que le lleva a evitar este tipo de situaciones.

Toda reacción de ansiedad comprende respuestas de:

• activación fisiológica (aumenta la tasa cardiaca, la tasa respiratoria, la tensión muscular, las sensaciones producidas por estos y otros cambios, etc.),
• respuestas cognitivas-subjetivas (temor, aprensión, inseguridad, malestar psicológico, dificultades para tomar decisiones, pensamientos negativos sobre uno mismo y su actuación, pensamientos sobre lo que los otros puedan pensar de uno mismo, etc.), y
• respuestas motoras-observables (movimientos repetitivos, otros signos de inquietud motora, evitación de situaciones que provocan ansiedad, fumar o comer en exceso, tomar bebidas alcohólicas, tartamudear, etc.)

La fobia social lleva a algunos individuos a aislarse socialmente (se evitan las situaciones sociales) o a beber alcohol en exceso (se usa para desinhibirse). En las situaciones sociales el fóbico social sufre niveles muy altos de ansiedad y se siente continuamente observado por los demás, mientras piensa que los otros están pensando en términos muy negativos sobre él y sobre su comportamiento. El fóbico social evita muchas veces también el tratamiento psicológico.

Por lo general, esta hiper-reacción de ansiedad ante situaciones sociales se debe a la actividad cognitiva que el individuo realiza acerca de la situación social en la que se encuentra: valoración de la misma (como una posible amenaza para su imagen), valoración de su comportamiento ante los demás, valoración de sus déficits en habilidades sociales, valoración de los pensamientos que los otros pueden hacer de su comportamiento y de su persona, etc.

Sobre las diferencias entre fobia social y timidez véase un artículo publicado en la Revista Española de Motivación y Emoción, de junio del 2000, en el volumen 3, número 4, titulado “Aspectos cognitivos, emocionales, genéticos y diferenciales de la timidez”

Los modelos cognitivos de la fobia social insisten en el sesgo interpretativo que lleva a los individuos que la padecen a infravalorar su actuación en situaciones sociales. Las personas con fobia social valoran su actuación (su comportamiento social en una situación concreta) de manera mucho más negativa que los jueces externos que han estado observándoles. En general, todos somos más críticos con nuestros pequeños errores sociales que con los de los demás. Es nuestro temor al ridículo, lo que exagera este sesgo, esta tendencia. Pero las personas con fobia social exageran aún más este sesgo que el resto de los individuos. La evitación de situaciones sociales y la evitación de la comunicación con los demás refuerza el sesgo o error interpretativo.

Este trastorno se da en porcentajes similares en varones y mujeres.

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