La agorafobia se caracteriza por evitación de situaciones en las que puede generarse una reacción de ansiedad y resultaría difícil escaparse de ellas sin que los demás se diesen cuenta. Si no es posible evitar alguna de estas situaciones, provocará la reacción de ansiedad que se esperaba. Ejemplos de este tipo de situaciones son: las aglomeraciones, ciertas situaciones interpersonales, ocupar una butaca central en el cine, comer en un restaurante, etc. Los pensamientos anticipatorios provocan la reacción que se espera. La evitación de esas situaciones refuerza la respuesta de ansiedad y hace que no se extinga. Es mejor afrontar, poco a poco, por aproximaciones sucesivas (controlando siempre un poquito más la ansiedad), las situaciones que antes se evitaban (exposición gradual).
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