Los grupos de autoayuda pueden ser útiles, pero nunca pueden sustituir a un especialista en ansiedad.
Los grupos de autoayuda pueden ser útiles para mejorar la motivación de una persona con un trastorno de ansiedad (fobia social, agorafobia, etc.) en la búsqueda de una solución a su problema. En el grupo de personas que comparten un problema, algunos individuos sirven de estímulo positivo a otros, y todos se ven beneficiados por esta dinámica: tanto los que en un momento desempeñan un papel activo, didáctico, altruista, etc., con los otros, como los que reciben esa ayuda de sus compañeros. Pero los grupos de autoayuda pueden ejercer el efecto contrario en un momento dado, si no hay un especialista: puede suceder, por ejemplo, que se desmoralicen muchos individuos del grupo tras una recaída sufrida por uno de los individuos.
Los grupos de autoayuda pueden servir para trasmitir información, pero si no hay un especialista, el grupo de autoayuda puede trasmitir también información que no es correcta y que puede perjudicar a los miembros del grupo. Un especialista ha estudiado muchos años y no deja de hacerlo nunca.
Los grupos de autoayuda pueden facilitar el que los individuos realicen exposición a situaciones temidas (uno de los componentes básicos de los tratamientos eficaces contra las fobias). Pero no todas las exposiciones (afrontar una situación que normalmente se evita) reducen la ansiedad. Para que la exposición sea eficaz suele ser necesario que se den ciertas condiciones (que el sujeto sepa manejar sus pensamientos, su nivel de activación, etc.) Esto es algo que debe ser dirigido también por un especialista.
Por último, los grupos de autoayuda pueden facilitar la disminución del malestar psicológico al compartir con otras personas las dificultades propias y tomar conciencia de que uno no es el único que sufre este trastorno, ni es tan raro. Esto por lo general es bueno, salvo que un individuo con un trastorno ligero entre a formar parte de un grupo con un trastorno grave.
Por todo ello, no podemos recomendar a los grupos de autoayuda en trastornos de ansiedad como una solución eficaz para resolver un problema de ansiedad. Estaríamos engañando a las personas que nos piden ayuda.
Ahora bien, si una persona que está en manos de un especialista quiere desarrollar también algunas actividades en un grupo de autoayuda, sin duda, le será muy útil. El especialista le va a pedir que haga exposiciones a situaciones temidas, y para este fin, algunas tareas se pueden programar como parte de las actividades que se realizan con el grupo de autoayuda.
Así mismo, si una persona no tiene posibilidad real de acceder a un tratamiento con un especialista, pues también será mejor un grupo de autoayuda que la nada. Pero esta persona debería seguir buscando un tratamiento eficaz. El grupo de autoayuda es gratuito, pero también hay tratamientos gratuitos en los centros públicos de salud. Y si el tratamiento que ofrecen en el servicio público no es el adecuado o es insuficiente, será mejor buscar un especialista privado.
En cierto sentido, podríamos comparar los grupos de autoayuda con el ejercicio físico, pues en ambos casos se trata de actividades buenas para la salud y en concreto buenas para los trastornos de ansiedad, pero ninguna de las dos son técnicas eficaces de tratamiento por sí solas.
Por último, permítaseme una reflexión en “voz” alta. Si yo tuviera un cáncer, pienso que me sería muy útil en algunas ocasiones (no siempre) hablar con otras personas que tienen un problema similar. La búsqueda de apoyo social es algo muy bueno para cualquier persona con problemas de salud.
Pero nunca se me ocurriría pensar que eso es todo lo que puedo hacer por mi salud. Sin duda, buscaría a un buen oncólogo, me pondría en sus manos, si tengo dudas lo contrastaría con otro especialista, buscaría información sobre tratamientos, y por supuesto procuraría ponerme en manos del mejor especialista. Doy por sentado que, al hablar de “especialista”, me refiero a un especialista científico, nunca una persona que me prometa milagros. La ciencia tiene sus limitaciones, no hace milagros, pero ha salvado muchas vidas y puede ayudar a mejorar otras. Las curas milagrosas, casi siempre resultan ser engaños.
Pues con los trastornos de ansiedad habría que hacer algo similar que en el caso del cáncer. Parece lógico pensar algo así como: “Un trastorno de ansiedad no amenaza mi supervivencia, pero sí atenta seriamente contra mi calidad de vida. Por lo tanto, hay que buscar un tratamiento eficaz, no puedo permanecer pasivo mientras sufro”.
Desde hace unos años, dentro de la Asociación de Psicólogos Americanos, ha surgido un grupo de trabajo que pretende fomentar la investigación y difusión de los llamados “tratamientos empíricamente validados”. Son los tratamientos que han demostrado científicamente ser eficaces para curar un determinado trastorno, como por ejemplo cualquiera de los trastornos de ansiedad (agorafobia, fobia social, ansiedad generalizada, etc.) Uno de los objetivos de este grupo de trabajo es fijar un consenso a nivel de expertos, investigadores y profesionales, sobre cuáles son las técnicas concretas que curan un determinado problema. Si se desea consultar esta información bastará con buscar “empirically validated treatment” en cualquier buscador de Internet.
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Me gustaria estar en un grupo de autoayuda online. Gracias
Buen día Francisco, por desgracia nosotros carecemos de ese tipo de grupos
Quisiera pertenecer a un grupo de autoayuda para poder afrontar mi situación con la ansiedad
Buen día Martín, no tenemos grupos de autoayuda. Lo sentimos